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Videoarte: nuevos lienzos posibles.

Para comprender qué es el videoarte, debemos, antes que nada, contextualizarnos y recordar que la irrupción de las nuevas tecnologías en el mundo del arte siempre se ha caracterizado por ser polémica y controversial. No en vano los artistas emergentes de la fotografía -el primer avance tecnológico que permitió “capturar la realidad de un instante”- tuvieron que luchar, prácticamente desde que se inventó la cámara, contra aquellos puristas de la pintura y otras disciplinas que, tal vez sintiéndose amenazados, sostenían que tal aparato no podía utilizarse como un medio válido para la expresión artística.


Hoy en día, pese a los que dijeron una y otra vez que manipular un obturador y diversos químicos en el proceso de revelado no era “arte”, la fotografía contemporánea ha sabido granjearse un lugar legítimo entre las disciplinas artísticas, y quedan muy pocos que se atrevan a poner esto en duda. ¿Y qué tiene que ver todo esto con el videoarte? Bueno, pues que este se encuentra en un proceso muy similar al que atravesó la fotografía artística para legitimarse.


En el artículo de hoy hablaremos de cómo se han relacionado los artistas con el soporte audiovisual que marcó un parteaguas en la era de la comunicación masiva: el video.


Historia del videoarte: desde la primera cámara portátil hasta las Apps de video modernas


Para que las personas “de a pie”, y más particularmente los artistas independientes puedan comenzar a explorar las posibilidades de la tecnología para ponerlas al servicio de sus propias inquietudes, es necesario que dicha tecnología se “democratice”, es decir, que comience a estar “al alcance de todos”.


Si bien antes de la década de los sesentas la televisión y la industria del cine ya llevaba más de treinta años transmitiendo imágenes, programas y publicidad mediante ondas y grabaciones, no fue sino hasta que comenzaron a comercializarse las primeras cámaras portátiles que surgió la semilla de lo que hoy conocemos como “videoarte”.


La primera cámara portátil, lanzada al mercado por Sony, pesaba más de veinte kilos, pero de cualquier manera era muchísimo más liviana que los equipos que se utilizaban en la industria de la grabación, y podía ser manejada por una sóla persona, en lugar del equipo de técnicos que se necesitaba para manipular una cámara de set. La cámara portátil se volvió tan popular que rápidamente comenzaron a surgir otros modelos cada vez más livianos y más asequibles para el público en general.


Gracias a ellas, los artistas independientes pudieron hacer uso de tecnologías que antes era demasiado costosas para sus propios fines, al margen de la industria del cine y la televisión y sus afanes meramente comerciales, y posteriormente utilizar a su gusto las técnicas y softwares de edición y modificación de vídeo. Cuando los artistas se adueñaron de los medios de producción de masas para grabar con libertad lo que quisieran, surgieron las primeras piezas de videoarte, que muchas veces iban dirigidas justamente a la crítica o la mofa de los intereses detrás de estos mismos medios masivos de comunicación como entidades enajenantes.


A la par, Nueva York se erigió como la meca de los artistas contemporáneos a mediados del siglo pasado, por lo cual no es ninguna sorpresa que el videoarte comenzara a florecer allí de manera acelerada más que en ningún otro sitio. Sus orígenes también están muy influenciados por el llamado movimiento Fluxus, la cultura popular y la estética dadaísta.


El videoarte evolucionó de la mano con la sofisticación en las tecnologías, y fue integrando nuevos formatos como el CD-ROM, la manipulación electrónica y digital de la imagen y la paleta gráfica, pero manteniendo al mismo tiempo las particularidades que le daban su característica independencia, como la posibilidad de crear efectos especiales caseros, improvisar y dejar volar la imaginación en cualquier sitio.


De hecho, muchas de las primeras nociones experimentales y “errores controlados” del videoarte que no estaban atadas a las “reglas tradicionales” ni a los tiempos y normas de la producción audiovisual en la industria, se convirtieron más adelante en elementos comunes del cine y de la televisión, por ejemplo los efectos de cuadro sobre cuadro, loops, close ups extremos, cortinillas e integración de elementos digitales, cámara lenta o ralentizada, retroalimentaciones, y un largo etc.


Otro fenómeno muy interesante que se dió alrededor del auge del videoarte, fue que comenzaron a surgir espacios especializados en su distribución y producción, y muchas galerías, bares, cafés y centros culturales comenzaron a integrar salas de proyección para este tipo de propuestas. Incluso, algunos canales de televisión fueron abriéndose poco a poco a géneros de video más experimentales.


El video arte también comenzó a hacer equipo con otras disciplinas artísticas, como la danza, la escultura, la arquitectura, la poesía, la pintura, etc. Con la llegada de las tecnologías digitales, sus posibilidades se multiplicaron y su distribución se volvió mucho más sencilla e inmediata.


Hoy en día, hemos llegado al punto en el que casi todas las personas jóvenes tienen alguna aplicación en su teléfono celular que les permite experimentar y jugar con diferentes posibilidades para crear contenido personalizado en video. Aunque se trata de herramientas que se enfocan más bien en el intercambio de significados culturales, no es raro que surjan piezas de contenido tan originales que puedan considerarse videoarte en toda regla.



Pioneros del Videoarte


José Val del Omar y el propio Salvador Dalí, más famoso por sus pinturas, son los antecesores directos del videoarte. El primero fue un creativo fotógrafo y director de cine español, padre de la técnica de “desbordamiento apanorámico” y cuya obra experimental “Elemental de España” (1955) se considera como uno de los juegos preliminares de esta disciplina. Salvador Dalí, por su parte, proyecta en 1960 “Caos y creación”, una pieza controvertida que dió mucho de qué hablar en su momento.


https://www.youtube.com/watch?v=ErtddbJQRnY Fragmento “Elemental de españa”. José Val del Omar. 1955


https://www.youtube.com/watch?v=HBbypEDU7kc Caos y creación. Salvador Dalí. 1960


Sin embargo, es Nam June Paik quien en 1963 da el pistoletazo definitivo de la carrera del videoarte con su “Electronic Superhighway”, una instalación impresionante que transmite y desarrolla un poderosísimo concepto relacionado con los medios masivos de comunicación y la cultura occidental.


Electronic Superhighway Nam Yune Paik
Electronic Superhighway, Nam Yune Paik

Otras figuras representativas del videoarte son Wolf Vostell, Peter Campus, Joan Jonas, Valie Export, Willoughby Sharp y Nan Hoover, entre muchos otros, que comienzan a explorar distintos recursos de error intencional, como la disonancia auditiva, la superposición de dos imágenes simultáneas, el despliegue vertical del video, etc. Aquí puedes explorar algunas de sus obras:


https://www.youtube.com/watch?v=IJcOQ5FAlGw Sun in your head. Wolf Vostell. 1963

https://www.youtube.com/watch?v=jpstpzBDJ7s Organic Honey Vertical Roll. Joan Jonas. 1972

https://www.youtube.com/watch?v=Ar99AfOJ2o8 Three Transitions. Peter Campus. 1973

https://www.youtube.com/watch?v=m4Wv453hcP8 Returning to Fuji. Nan Hoover. 1984

https://www.youtube.com/watch?v=HDRlQqCytq8 Consolation service. Eija-liisa Ahtila. 1999


El videoarte y el performance


No es casualidad que las corrientes performativas más destacadas siempre hayan ido de la mano de la fotografía, el video, la imagen sonora o cualquier otro canal audiovisual que permita registrar y enriquecer la experiencia artística y su diálogo con el espectador.


Los primeros performancers y artistas conceptuales, que ahora son veteranos, en su momento representaron un ola de rebeldía que pretendía romper con todos los cánones estéticos y técnicos de las artes para dar pie a una nueva manera de crear y transmitir significados, y muchos de ellos se sirvieron justamente de la tecnología que tanto desdeñaban los artistas consagrados en las disciplinas “clásicas”.


Así, el video y el cine experimental adquirieron gran autoridad en la expresividad occidental alternativa. Por listar sólo algunos de los videoartistas conceptuales más importantes, además de los que ya mencionamos en el inciso anterior, podríamos hablar de Vito Acconci, John Baldessari, Norman Cowie, Dan Graham, Martha Rosler, Woody Vasulka, Paul Wong, Chantal Akerman, Tony Oursler, Antoni Abad y un largo, larguísimo etc.


Te dejamos algunas muestras de sus obras, pero al mismo tiempo te recomendamos que te des a la tarea de investigar un poco más por tu cuenta sobre las propuestas de estos y otros videoartistas.


https://www.youtube.com/watch?v=MOF3qhM6vIA I am making art. John Baldessari. 1971

https://www.youtube.com/watch?v=iXwY6Evpoqw Punto de vista. Antoni Abad. 1999

Como seguramente ya te diste cuenta, la posibilidad de grabar y proyectar video se ha vuelto una herramienta muy recurrente en el mundo del performance, ya sea simplemente para documentar la acción, o como parte fundamental de la misma.

Diferencias entre videoarte y cine experimental


El cine experimental y el videoarte, aunque no son lo mismo, siempre han ido de la mano porque ambos surgieron justamente cuando las posibilidades de experimentar con el video se democratizaron gracias al auge de las videocámaras personales. La discusión entre los expertos al respecto de estas diferencias ha sido intensa, pero lo que a grandes rasgos los diferencía es que el cine experimental, como su nombre lo indica, sigue ateniéndose de alguna manera a los criterios básicos de la narrativa cinematográfica, y el videoarte, por su parte, tiene como hilo conductor la ruptura con todos los paradigmas posibles.


El cine, por muy experimental que sea, se basa en ciertos criterios estéticos y narrativos, por ejemplo, se cuenta una historia, se utilizan personajes, diálogos, encuadres, etc. pero el videoarte, al igual que cualquier otro arte moderno, no se ve obligado a seguir estas convenciones y se presta a las mismas divergencias entre técnica, concepto e instalación que el resto de las artes plásticas. Por tanto, el videoarte puede adoptar un sinfín de formas y manifestaciones.


Sin embargo, muchos cortometrajes e incluso largometrajes entran en la categoría de cine y de videoarte al mismo tiempo. Aunque no todo el videoarte entra en la categoría de cine, o de videoclip.


El videoarte se caracteriza por explotar y explorar un concepto determinado o transmitir ciertas sensaciones de maneras creativas, dejando de lado todo aquello que se considere visualmente correcto en las características expresivas y formales de la imagen. Ya con esto en mente, la definición que hace Gilles Charalambos al respecto puede servirnos bastante para aterrizar tanto al concepto de videoarte como sus diferencias con el cine experimental:


“Cualquier obra con intencionalidades artísticas que emplea, en sus procesos y como soporte, a los instrumentos o dispositivos propios del video”.


El videoarte se sirve de diversos procedimientos que van en contra de las reglas típicas en lo audiovisual, como la ruptura cronológica, el metalenguaje, la metáfora, la variación, la repetición, la afonía, el still motion, el loop, la reversibilidad.. en realidad, de cualquier tipo de distorsión que permita el juego entre el acto de grabar y la edición posterior.


El videoarte se puede expresar en un sólo canal, o puede pasar a formar parte de una videoinstalación tan compleja o interactiva como lo desee el artista. Además, como ya mencionamos, el videoarte suele insertarse en performances multidisciplinarios, como la video escultura, el video retrato o la videodanza.


https://www.youtube.com/watch?v=q7Gp5LCYfrE Video retrato a Marta Etura. Colectivo Anguila. 2011


https://www.youtube.com/watch?v=jPKfaLJODdk No es para llenarse. MAC. 2013

El video ¿realmente puede ser un arte?


Pensemos en el video como la herramienta que utiliza el video artista para expresarse, del mismo modo que el pintor utiliza lienzos y pinceles, el bailarín su cuerpo o el poeta los recursos metafóricos del lenguaje.


Lo que define la calidad artística de una obra no es el canal que le da soporte, que en este caso se caracteriza por su ubicuidad y muchas veces por la multidisciplinariedad, sino la forma en la que abarca -mediante un desarrollo conceptual que promueve al mismo tiempo una experiencia estética- problemas que aquejan a la sociedad, promoviendo una reflexión profunda y un diálogo genuino con el espectador.


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Fuentes




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