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La mátrix híbrida: realidad virtual, realidad aumentada y realidad mixta

Cuando consumes una dosis de más o menos 50 microgramos de ácido lisérgico (en otras palabras, un cuadro de LSD) suceden algunos cambios interesantes en el organismo y en la percepción. Uno de los más comunes son las alucinaciones sensoriales, y una de sus particularidades es que, aunque son extremadamente vívidas, parecen coexistir armónicamente con el resto del paisaje. Por ejemplo, si justo ahora estuvieras en medio de un viaje de ácido, podrías ver un pitufo bailando en bikini junto al teclado de tu computadora sin que la computadora o el teclado parecieran distorsionados en lo más mínimo.


Este tipo de experiencias psicodélicas son una de las principales razones de la popularidad del LSD y otras drogas psicotrópicas: nos permiten experimentar cosas que no están allí ―casi― como si fueran reales, y no es necesario extendernos explicando por qué eso puede resultar tan atractivo (y a veces peligroso). Cabe aclarar que este artículo no tiene, ni de lejos, la intención de promover el uso y consumo de sustancias que, no lo olvidemos, siguen siendo ilegales, así que guarda ese cuadro de nuevo en el cajón y sigue leyendo, porque hay algo con mucho más potencial que el LSD en la pantalla de tu dispositivo móvil, y seguramente todavía no te habías dado cuenta.


Realidad virtual, aumentada y mixta: los nuevos alucinógenos de la tecnología



Vamos a iniciar aclarando a qué se refieren tres términos que están ganando terreno a pasos muy acelerados en el mundo digital y que tienen una inercia clara: dentro de algunos años, van a ser parte de nuestra vida cotidiana de la misma manera que hoy lo son los teléfonos celulares y el internet.


Realidad Virtual


Ponte tu visor RV y prepárate para tener una experiencia en 3D dentro de un mundo completamente virtual, en el que verás y escucharás cosas que no están físicamente frente a tus ojos (y probablemente en ningún sitio), pero que te crearán la poderosa ilusión de haber escapado del mundo real por un rato. Puede tratarse de un videojuego, de un recorrido por un mundo de fantasía o de terror, o de un encuentro cercano de tercer tipo con el sex simbol de tu preferencia.


Sin importar qué esté sucediendo dentro de tu visor, y por muy inmersivo y realista que sea el entorno, difícilmente vas a olvidar que se trata de un montaje. Cuando te alcance la bala de tus enemigos, cuando los colmillos de un hombre lobo se abalancen sobre ti, y cuando Escarlett Johanson o Jason Momoa extiendan su mano para acariciarte, quedará bastante claro que sigues perfectamente resguardado dentro de los límites táctiles de la realidad. ¡Qué suerte! (y al mismo tiempo ¡qué lástima!).




Realidad Aumentada


¿Estás aburrido? No hay problema. Descarga la App en tu teléfono y sal a recorrer las cuadras de tu barrio buscando pokemones desde tu pantalla. Lo que tus ojos no pueden ver a simple vista, la cámara del celular sí lo ve: allí están todas esas criaturitas adorables esperando que las atrapes y las colecciones, junto a la tienda de la esquina o al lado de un banquillo en el parque.


Claro, las gráficas se ven un poco “superpuestas” y es difícil caer al 100% en la ilusión. Sigue siendo muy sencillo diferenciar lo que sí está allí de lo que no. Pero de que es divertido, es divertido.




Realidad Mixta


Estás cómodamente sentado en tu escritorio y de pronto se abre un portal tridimensional junto a la puerta de la oficina, desde donde comienza a salir una horda de marcianos con intenciones poco amigables. Ante ti se despliega una selección de armamento y eliges un par de granadas y una escopeta para combatir la invasión, y durante los siguientes cinco minutos te dedicas a pelear por tu vida y a volar sesos con el corazón totalmente desbocado, atrincherado detrás de una maceta. Cuando los marcianos por fin “te matan”, te levantas, te sacudes el polvo del suelo y regresas tranquilamente al trabajo.



¿Cuáles serán los alcances de estas tecnologías en algunos años?



Seguramente ya notaste que las tecnologías de realidad virtual, aumentada y mixta llegaron para quedarse, porque tienen un montón de aplicaciones completamente lucrativas para la publicidad y el entretenimiento, pero también para la educación, la medicina y la industria. Dicho de otra manera, se van a invertir cantidades impensables de dinero en seguir perfeccionando las gráficas y las experiencias sensoriales hasta que, número uno, la línea entre la realidad y los elementos virtuales sea imposible de notar, y número dos, todas o casi todas las personas cuenten con la tecnología necesaria para “disfrutar” estas nuevas experiencias.


Cabe mencionar que recientemente la realidad virtual cambió por completo a partir de la invención del sensor lidar, que estará incluído en el iphone 12 pro, pero que se utilizará también para otros dispositivos. Esto está revolucionando la RA porque debido a su definición tan precisa de espacios reales, podrá vincular inteligencia artificial dentro de muchas actividades cotidianas. Es un hecho que poco a poco las barreras entre lo virtual y real se harán más confusas.


Sin duda, falta mucho para que la realidad virtual alcance al resto de nuestros sentidos, y para que podamos sentir que “tocamos” u “olemos” cosas que no están en el plano de la realidad, probablemente van a hacer falta varias décadas de neurociencia y construir poco a poco una irresistible disponibilidad generacional para meternos electrodos en el cerebro, o meternos nosotros mismos en cápsulas criogénicas para vivir una vida paralela. Por eso, es bastante aceptable anticipar que antes de que nos alcance “la matrix”, entraremos en la época de la mátrix híbrida: un mundo virtual que se superpone y se adapta armónicamente al mundo real, y lo va colonizando silenciosa pero efectivamente.


Lo que nos lleva a hacernos una pregunta que quizá ya te esté rondando por la mente:


¿Qué tiene todo esto que ver con las artes?

Piensa en ti como artista (fotógrafo, escultor, dibujante, diseñador, músico, escritor, etc) y trata de descifrar qué lugar van a tener tú y tu disciplina en este futuro próximo en el que una fotografía en físico sea considerada un objeto prehistórico. Cuando toda la música que salga de la radio venga acompañada de hologramas rítmicos. Cuando cualquier expresión artística tenga supeditados los apoyos económicos y las becas a la cantidad de “likes” que pueda conseguir en redes sociales. Cuando el dominio de lo tecnológico a partir de la sensación de inmediatez efímera y entretenimiento permanente sea absoluto.


¿Estás listo para enfrentar esa realidad, y que lo que sea que hagas siga pudiendo llamarse “arte” sin tener que ceder a las demandas del mercado? ¿tus creaciones podrán competir por un poco de atención del público frente a una variedad de experiencias virtuales prácticamente infinitas y 100% personalizables? ¿Qué va a motivar a las personas a seguir invirtiendo aunque sea un poco de su tiempo a crear o consumir arte, cuando la digitalización de todas las técnicas desdibuje la frontera entre la maestría humana lo generado por una inteligencia artificial?


¿Desapareceremos nosotros frente a una nueva generación de arte-bots digitales? ¿O desaparecerá el arte, ahora que la experiencia inmersiva ha consolidado su atractivo frente a su viejo rival, la experiencia estética?


Mientras meditas al respecto de todas estas preguntas (cuya respuesta, por cierto, tampoco tenemos nosotros, pero estaremos encantados de construir contigo), sería bueno hacer una pequeña declaración de principios del artista frente a la nueva virtualidad, misma que puede ayudarnos a esclarecer, aunque sea un poco, la dirección que deberíamos tomar para mantener genuina, íntegra y vigente al arte durante el zafarrancho de realidades aumentadas e “inteligencias” artificiales que se nos avecina:


1.- La virtualidad es, siempre ha sido y siempre será territorio por derecho del artista. No olvidemos que un cuadro, una novela, un videoclip, e incluso una escultura, también son desdoblamientos virtuales de la realidad. El arte y la familiaridad que nos otorga con la representación nos pone, paradójicamente, un paso por delante.


2.- La tecnología tendrá que ser el nuevo soporte del arte, así como las cámaras digitales sustituyeron a las analógicas y así como los e-books están acabando poco a poco con los libros en papel. La nostalgia es válida y tendrá sus concesiones, pero no puede obstaculizar la actualización.


3.- En un mundo donde la realidad y lo virtual se entremezclan, es decir, en la mátrix híbrida, el arte será el último bastión de la crítica social, y la crítica social será la única esperanza para que la tecnología y sus intereses subyacentes no arrasen paulatinamente con la dignidad humana.


4.- El papel del artista es proteger al arte y a la crítica, pero lo hará desde adentro mismo de la maquinaria, por ello, él más que nadie debe familiarizarse con los nuevos soportes, anticipar las consecuencias negativas o alienantes para la sociedad, y crear estrategias de combate que mantengan vivo el equilibrio entre lo humano y lo comercial.


5.- Dado que la hiperrealidad ha sido irrevocablemente colonizada por los intereses del mercado, el artista debe apostar por un contrapeso de hiperemocionalidad, hiperconceptualización e hipertrascendencia en cada una de sus obras. En otras palabras: hoy más que nunca tiene que apuntar a la emoción y la ruptura en nuevas estéticas inmersivas para poder sacudir ya no los sentidos, sino el criterio y la capacidad de conectar con otras realidades del espectador.


¿Cuál será el hilo conductor del arte en las nuevas realidades virtuales?


Regresando a nuestro ejemplo con el LSD, es importante mencionar que un “viaje” no sólo viene acompañado de toda clase de visiones, que pueden oscilar desde lo extático hasta lo horripilante, sino que también da lugar a una producción de nuevos significados en avalancha, que se conjuga en sinergia con las alucinaciones y nos producen de forma repetitiva la sobrecogedora sensación de estar comprendiendo algo muy complejo ―o muy sencillo― que simplemente antes no habíamos sido capaces de ver.


Ahora que todas estas experiencias que antes la humanidad había conseguido a partir de alucinógenos van a estar disponibles a través de visores RV, naturalmente como sociedad vamos a buscarlas con el mismo nivel de entusiasmo y quizá más, porque en primera instancia van a estar despojadas del prejuicio de las drogas y acompañadas por la validación del mercado, y porque, claramente, serán muchísimo más controlables que un viaje de mescalina.


Pero eso no significa que por sí mismas estas experiencias tengan el potencial de crear nuevos significados y enriquecer la vida interior del espectador, y esa será justamente la motivación compartida de los artistas en este nuevo contexto.


En este sentido, la experiencia artística tiene mucho de psicotrópico conceptual y estético. Nos permite transformar los significados y transformarnos a nosotros mismos a partir de la configuración particular o “ilusión” que el artista pone frente a nosotros.


El arte y la filosofía le dan sentido, contexto e inteligibilidad a las caóticas corrientes de lo “post”: la postfotografía, la post verdad, la post historia, y a todo aquello que ha dejado de ser lo que era para convertirse en una herramienta de creación de significados indisolublemente atada a los intereses de la política y del mercado.


Los artistas hoy estamos pensando por y para los artistas dentro de cien, doscientos, trescientos años. Mantener aunque sea un camino despejado para el arte es lo que le va a permitir seguir teniendo lugar cuando la tecnología, ahora sí, domine todos nuestros sentidos, y no solo eso, nos permita sentir de modos que trasciendan la limitación de nuestros órganos. Sin el arte como ancla a la realidad de nuestros cuerpos y nuestra dignidad humana, eso que nos quedaba de humanos se irá desvaneciendo, así que ante la duda y las ganas de tirar la toalla para dedicarnos a algo más lucrativo y viable, sería bueno recordar que lo humano vale la pena de ser salvado hasta el final.


Sin duda tenemos un tema apasionante entre las manos, y que da lugar a una inmensa polifonía de posturas y experiencias subjetivas. Por eso, te queremos presentar la propuesta “The black image”, uno de los proyectos de la Residencia Online de Artistas de WOC 2020, de Juan Pablo Medina, fotógrafo e investigador de nuevos medios. Parte de la proliferación pandémica actual de imágenes en redes sociales para crear una experiencia de realidad aumentada que refleja la pérdida de subjetividad de la DATA una vez que entra al algoritmo de los medios digitales.


The Black image: develar el caos que se esconde detrás de la Data


the black image, Juan Pablo Medina

¿Qué son exactamente las imágenes en nuestros teléfonos? ¿son un lenguaje? ¿son datos? ¿son señales? y lo más importante ¿hacia dónde nos conducen?


The Black image es un ejercicio visual de realidad aumentada que invita al espectador a explorar el carácter ubicuo de las imágenes digitales e intuir el Big Data que hay detrás; una imagen negra que absorbe cualquier singularidad, realizada a partir del cruce y conglomeración de imágenes tomadas de cuentas de Instagram, un medio que por su familiaridad e inmediatez es muy propicio para una reflexión crítica.


Su creador pone a nuestro alcance este proyecto para generar cuestionamientos hacia la saturación de información vacía, mediante entrecruzamientos holográficos que anulan los significados y ponen en crisis al signo de las imágenes, develando la turbulencia de data y el vacío que hay detrás.



Puedes descargar la App Artivive de manera gratuita desde tu celular Android o iPhone en la página del artista. Si quieres profundizar más en el proceso creativo de esta clase de proyectos artísticos digitales para comenzar a desarrollar el tuyo, te invitamos a que disfrutes esta entrevista con su creador en IGTV

o el episodio "hackeando el algoritmo" del podcast "pata de mono" donde conversa con Diego Aramburu sobre el mismo proyecto.


The Black image es tan sólo un ejemplo de cómo los artistas visuales están subiéndose al barco de la realidad virtual para reclamar su autonomía territorial dentro de la tecnología digital. Si quieres desarrollar o tienes un proyecto similar, acércate a Luz Viajera. Somos una academia de artes visuales en línea y nos especializamos en ayudar a artistas emergentes como tú a desarrollar su talento artístico y aterrizar su propuesta aprovechando las nuevas tecnologías y al mismo tiempo haciendo frente a su discurso alienante.


 

Assul Bendeck.

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