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¿Qué es la fotografía artística contemporánea? Todo lo que necesitas saber para empezar



Fotografía artística contemporánea: ¿Sobrevivirá el arte visual en tiempos de Instagram?


Vivimos en la era del scroll infinito. En una cultura que en sólo dos días produce más información que el resto de la humanidad en toda su historia. En medio de una avalancha de contenido audiovisual que tiene un único objetivo: captar tu atención. Y en todo esto ¿qué papel tiene la fotografía artística contemporánea?


Esta continua lucha por generar contenido cada vez más llamativo, ha dado lugar a trucos como filtros, montajes, fórmulas visuales y un sinfín de recursos que en efecto, producen una cantidad masiva de contenido que tiene muchos significantes, pero poco o ningún significado.


Ante tal panorama es natural preguntarse ¿Tiene cabida el arte visual en los tiempos de instagram? Nosotros creemos firmemente que sí, y aquí te diremos por qué.


La naturaleza visual del ser humano


Pocas cosas nos fascinan tanto como la vista. Desde la antigua Grecia, esta fue reconocida como el más excelente de nuestros sentidos, y en la filosofía clásica, la actividad más noble de nuestra mente -la theoria- significa justamente “observar algo”.


En los tratados filosóficos, es común encontrar expresiones como “los ojos del alma” o “la luz de la razón” mientras que coloquialmente todos sabemos que “de la vista nace el amor”, así que queda patente nuestra enorme afinidad por lo que podemos ver, pero no es ninguna novedad, pues ya Aristóteles en su Metafísica hace énfasis en que disfrutamos de la vista no sólo por su enorme utilidad, sino por el mero placer de ver.



 


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Los mecanismos detrás de la vista


Y a todo esto ¿dónde ocurre la visión? Si bien los ojos son los encargados de captar la luz reflejada o emitida por los objetos a nuestro alrededor, en realidad es en el cerebro donde tiene lugar la mayor parte del cuasi milagroso fenómeno de la vista.


El cerebro -ese insondable laberinto de redes neuronales- ha evolucionado a la par que nosotros, y a lo largo de millones de años ha quedado claro que una de sus actividades predilectas es ver, pues casi la mitad se ve involucrado en procesar la información captada por tus retinas, en donde, dicho sea de paso, se concentra el 70% de todos los receptores sensoriales que posees.


Así, podemos procesar información visual en menos de una décima de segundo. Es decir, que basta un simple destello para que podamos saber qué estamos viendo. Pero sólo estamos ante la mitad del milagro.


Una vez que vemos algo, 150 milisegundos son suficientes para que podamos identificar los símbolos presentes en lo que vimos. Y bastan otros 100 milisegundos para que entendamos el significado de dichos símbolos.


Esta última etapa es la más fascinante de todas, pues es aquí donde un sentido se vincula con procesos cognitivos complejos para finalmente poder transmitir mensajes, evocar sensaciones y provocar emociones.


Nuestra necesidad de crear


Si le das una caja de lápices y unas cuantas hojas de papel a un niño pequeño, este pasará horas absorto en las líneas que es capaz de formar al pasar los colores sobre el papel. De hecho, es muy probable que incluso de adulto hayas hecho algo así recientemente.


¿Cuándo fue la última vez que ociosamente dibujaste algo y observaste con atención los distintos trazos que podías hacer?. No te avergüences, todos tenemos una hoja de los garabatos al final de nuestras libretas.


Para nosotros como especie, esta exploración de lo que podemos lograr con cualquier objeto que cae en nuestras manos, es un impulso irresistible. Nuestra curiosidad nos lleva a explorar, y la exploración es un fin en sí misma, pues a través de ella, adquirimos un conocimiento sutil y significativo del mundo que nos rodea, y en última instancia, un conocimiento de nuestras facultades y nuestra forma de relacionarnos con él.


En suma, exploramos para conocer al mundo y al hacerlo, una consecuencia es conocernos a nosotros mismos. En el camino, inevitablemente nace un producto: la creación.


Comúnmente todos estos procesos subyacentes se obvian o se pasan por alto, y lo único que vemos es el impulso creador de las personas con vocación artística, pero es importante tener en cuenta que cuando hablamos de la necesidad y el placer de crear, en realidad estamos hablando de una consecuencia de la exploración.





La fotografía: De novedad a técnica y de técnica a arte en menos de doscientos años


Hacia el final de los 1830’s, en Francia, Joseph Nicéphore Niépce utilizó una rudimentaria cámara oscura para exponer a la luz una lámina de estaño cubierta con betún. Esto fue el pistoletazo de salida de la fotografía como la conocemos hoy en dia.


En años siguientes, la fotografìa evolucionó rápidamente: de la experimentación con distintos químicos y técnicas, surgieron los daguerrotipos, las placas de emulsión y finalmente las placas secas que dieron paso al film fotográfico que perduró por décadas hasta que finalmente, las cámaras digitales dominaron el mercado.


Durante este tiempo, no sólo evolucionó la fotografía, sino su papel tanto en la sociedad como en el arte. Y por ello, podemos distinguir tres grandes etapas de su historia:


Fotografìa Antigua


Desde su invención, la fotografía fue un parteaguas en la sociedad, y su uso comercial se remonta a 1839, cuando el Daguerrotipo fue puesto a disposición de una clase media ávida de experimentar con esta nueva técnica.


Como los primeros métodos fotográficos exigían tiempos largos de exposición, una sesión fotográfica consistía casi siempre en sólo una imagen, y los temas eran en general sólo dos: los retratos y el paisajismo. A esta época pertenecen los rígidos e inexpresivos -pero entrañables- retratos personales y familiares con coloración sepia.


La fotografía despertó un enorme entusiasmo entre las clases medias y altas, quienes pronto la esparcieron por todo el mundo. Los aficionados usaban la fotografía para capturar y registrar su vida y las vidas de otros, y aunque en su momento se consideró como algo vulgar, nos legó un invaluable archivo histórico gracias al que podemos apreciar cómo eran las trabajadoras de un burdel americano alrededor de 1892, o cómo lucía la corte imperial Persa, el Shah y su familia.


El movimiento fotográfico pictoralista


Cabe mencionar que ya desde esta época, los fotógrafos supieron ver el enorme potencial artístico de su técnica, y aspiraban a convertirla en una bella arte. Por ello, recurrieron a modelos femeninas para crear los primeros desnudos artísticos en los que usaban motivos clásicos como ninfas y diosas. Así nació la fotografía academicista que posteriormente se convertiría en el movimiento pictoralista.


El movimiento pictoralista fue el primero con una propuesta artística genuina. Sus promotores buscaban ir más allá de sólo capturar la realidad, así que manipulaban las fotografías mediante toda clase de técnicas para crear imágenes. Para ellos, la fotografía -al igual que la pintura- era una manera de proyectar una emocional en la mente del espectador.


Fotografía Moderna


Para cuando el siglo XIX estaba acabando, el mundo tenía el transporte más rápido que jamás se hubiera visto, la producción industrial más eficiente de la historia y comunicación instantánea a través de continentes. El ferrocarril, las máquinas de vapor y el telégrafo eran sólo algunos de los inventos que auguraban un siglo de abundancia, bienestar y sabiduría.


Catorce años más tarde, estalló un conflicto que reveló los peores horrores de la modernidad. En los años siguientes, la revolución rusa, la gran depresión y finalmente, la segunda guerra mundial, lograron hacer que el mundo olvidara poco a poco la esperanza en el progreso y la búsqueda de la belleza y el arte.


Este brusco cambio ideológico repercutió enormemente en la fotografía. En 1916, Sadakichi Hartmann publicó un ensayo titulado “A plea for Straight Photography” (Una plegaria por la fotografía directa), en el que sostenía que el enfoque de la fotografía debía ser retratar la cruda realidad de la modernidad.


Así nacieron varias corrientes, como la Nueva Objetividad, la Fotografía Urbana y sobre todo, la Fotografía Documental y el Fotoperiodismo.


Durante este periodo, la fotografía evolucionó enormemente y su impacto en la sociedad fue cada vez mayor, pero su propuesta artística quedó relegada a un segundo plano, casi siempre limitándose a producir imágenes con un sofisticado perfeccionamiento técnico de elementos básicos de composición.


Fotografìa Contemporánea


Para la segunda mitad del siglo XX, la cultura visual ya había cambiado totalmente la manera en que la sociedad consumía información, y en los 70s, una oleada de fotógrafos conceptuales buscaron romper con los estándares de la fotografía documental. En lugar de sólo retratar la realidad, querían provocar a los espectadores.


La fotografía contemporánea nació de los ataques al enfoque neutral y objetivo de la fotografía moderna. En palabras de Deborah Solomon:


-“Deseaban mostrar que toda la fotografía es una ilusión, y que era ingenuo pensar que la fotografía documental ofrecía verdades”-


Este súbito cambio en el paradigma dio paso a una plétora de corrientes y estilos, cada uno con propuestas e ideas originales y propias que dieron un nuevo soplo de vida a la creación artística de nuestra época.




La fotografía artística: un arte contemporáneo por derecho propio


A partir de los 80’s, la fotografía se convirtió por fin en un arte. Los fotógrafos se atrevieron a dejar de lado la mera captura y la traducción de la realidad para enfocarse en usar la fotografía como un medio de expresión.


La razón de ser del arte contemporáneo y el diálogo entre la obra y el espectador


El arte contemporáneo no es para todos, pues a diferencia del arte de siglos anteriores, exige una operación mental por parte del espectador para descifrar un acertijo. No trata de dar un discurso estético, sino que busca detonar la interpretación y el diálogo.


La fotografía como herramienta artística para descubrir y cuestionar


Durante este periodo, varios fotógrafos han utilizado la fotografía como un medio para explorar, denunciar y criticar los males de la sociedad. Por ejemplo, Cindy Sherman se consagró como un artista por sus autorretratos cuidadosamente planeados, en los que aparecía en una gran variedad de roles estereotípicamente femeninos, y al hacerlo, criticaba dichos clichés.


De manera similar, Barbara Kruger ganó popularidad por sus montajes en los que yuxtapone texto y fotografías, haciendo crítica social sin ningún miramiento.


El común denominador de este movimiento es que se busca el juego de superposiciones para crear contradicciones, para descubrir, encubrir y finalmente, provocar cuestionamientos sobre todos los temas que son relevantes para nuestro tiempo y nuestro lugar.


En este proceso creativo, una consecuencia inevitable es que al ser conscientes de nuestra realidad, descubrimos qué papel tomamos en ella, lo que al final nos sirve para conocernos a nosotros mismos.




Componentes básicos de la fotografía artística contemporánea


La fotografía artística contemporánea no parte de simples principios de composición, sino de herramientas más sofisticadas que permiten una enorme libertad creativa, y aunque esta disciplina siempre está abierta a nuevas propuestas, hay tres que son casi omnipresentes:


-El fotomontaje: Es un arreglo de fotografías mediante métodos analógicos o digitales que modifica el mensaje original modificando, añadiendo o quitando partes de la imagen base.


-La distorsión: Muy frecuente en medios digitales, se trata justamente de eso: de modificar las proporciones y la apariencia de un elemento de la imagen para enfatizar su significado.


-La combinación de medios: En la fotografía contemporánea vale todo, incluso trascender la técnica e incorporar otros elementos, cualesquiera que sean, a la composición.


Fotografía Artística Contemporánea
Sunburn por Chris McCaw

El proceso creativo en la fotografía contemporánea


Crear arte fotográfico es una experiencia muy distinta a cualquier otra forma de tomar fotografías. No sólo es un ejercicio gráfico, sino plástico y ante todo, filosófico. Podríamos escribir un tratado al respecto (o darte un curso sobre ello), pero lo que tienes que saber se resume en esto:


La exploración fotográfica como un fin en sí mismo


El arte contemporáneo está hecho de nuevas propuestas. Estas no surgen de la nada, sino que son producto de un ejercicio consciente de exploración por parte del artista, así que es importante que el aspirante a fotógrafo sepa jugar con materiales, combinar, yuxtaponer, modificar, hackear, pero ante todo, dominar la luz.


Este proceso es sumamente gratificante, y con frecuencia la creación artística se deriva de lo que el artista descubre en esta etapa. La exploración también incluye el proceso de conocer y entender a profundidad el tema u objeto de estudio sobre el que tratará la obra.


La subjetividad


Una vez que el artista ha aprehendido su tema, el siguiente paso es la subjetividad. El arte es totalmente subjetivo, y su valor emana de la interpretación, del punto de vista del individuo. En esta etapa el artista hace un ejercicio de introspección para descubrir cómo se relaciona con el tema, cuál es su toma de postura, si es que la hay.


El discurso y el lenguaje


Cuando, después de largas horas de introspección y cuestionamientos, el artista tiene algo que decir, es momento de plasmarlo. Es aquí donde termina la filosofía y comienza el arte. Las ideas son expresadas de la forma que el artista juzgue más convenientes.


La interpretación en la fotografía artística contemporánea


Esto es algo así como el epílogo del arte. Cuando el artista ha expresado su mensaje, lo siguiente es que llegue a un espectador. Y es aquí donde el fin último del arte se manifiesta, pues se logra comunicar el mensaje a otro ser humano.


Sería ingenuo pensar que este mensaje se transmitirá tal y como fue gestado en la mente del artista, por eso hablamos de interpretación, pues el espectador logrará entender el mensaje en medida de la riqueza de su bagaje visual y cultural.



Fotografía Artística Contemporánea
Army Barracks por Mishka Henner

Las propuestas de vanguardia en la fotografía


La fotografía artística contemporánea es una disciplina emocionante y llena de ideas y propuestas que sorprenden a propios y a extraños. En plena era digital, por ejemplo, los artistas recurren a métodos analógicos y anacrónicos como el daguerrotipo, que al ser combinado con otras técnicas, da resultados ciertamente sublimes.


Para algunos artistas, el mérito ni siquiera está en crear, sino en mezclar y combinar. Retomando la tesis de la Gestalt, en estos remixes y arreglos la suma de las partes crea un todo cuyo significado es infinitamente más valioso que cada componente por separado.


Quizás lo más sorprendente de todo es que la fotografía contemporánea trasciende a la técnica, y cuando se deshace de todo lo que no es necesario, descubre que ni siquiera hace falta una cámara. Bastan dos ingredientes: luz y tiempo.


¿Cómo empezar a tomar fotos artísticas?


Hay mucho que aprender y descubrir de la fotografía contemporánea, y aunque en este texto intentamos resumir lo más relevante, la verdad es que no se compara con todo lo que puedes aprender en un curso especialmente diseñado para darte las herramientas con las que podrás analizar la fotografía artística contemporánea y sobre todo, comenzar a explorarla con tus propias creaciones.


Si llegaste a este punto, es porque el tema te interesa. Pero no queremos que te quedes sólo con la teoría. Si como nosotros, sientes el impulso de crear, la necesidad de expresar, el placer de explorar, y la fotografía es una técnica que te entusiasma, es momento de dar el siguiente paso; de enamorarte de la fotografía y metamorfosearte en un artista.


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¡Te esperamos!

 

Fuentes:


Morris, Desmond. The Naked Ape, a Zoologist’s study of the Human Animal, 1967

Merieb, E. N. & Hoehn, K. (2007). Human Anatomy & Physiology 7th Edition, Pearson International Edition

Thorpe, S., Fize, D. & Marlot, C. (1996). Speed of processing in the human visual system, Nature, Vol 381.

Hans Jonas: The Nobility of Sight. Philosophy and Phenomenological Research

Vol. 14, No. 4 (Jun., 1954), pp. 507-519. Published by: International Phenomenological Society




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